Mulla se cayó de una escalera y se hizo mucho daño. A pesar de los emplastos y de las pociones, el dolor le hacia sufrir terriblemente. Sus amigos fueron a consolarle:
-¡Hubiera podido ser mucho peor! -dijo uno.
-Después de todo, no te has roto nada -dijo otro.
-Pronto te repondrás -dijo un tercero…
En el colmo del dolor, Mulla Nasrudin se puso a pegar alaridos:
-¡Salid todos de aquí! ¡Abandonad esta habitación en el acto! ¡Madre, no dejes entrar a nadie a menos que se haya caído alguna vez de una escalera!
Fuente: ‘La Sabiduría de los Cuentos. Alejandro Jodorowsky.